Déjate Llevar (Lasciati Andare, Francesco Amato, 2017)

Carla Signoris y Toni Servillo
En Déjate Llevar, Toni Servillo es Elía, un personaje digno de un filme de Woody Allen, su judaísmo y profesión como psicoanalista, lo corroboran, aunque su ámbito social y laboral no se desarrolla en Manhattan, ciudad woodyllanesca por antonomasia, sino en Roma, Italia. Separado, vive contiguo al departamento de su ex, Giovanna (Carla Signoris) y aprovecha la cercanía para entre otras cosas, pedirle que le lave su ropa. También para tenerla cerca y saber si está con otros hombres, más que motivado por los celos, porque desea volver con ella.
La vida de Elía, transcurre sin sobresaltos, entre pacientes fóbicos y neuróticos, hasta que una visita al hospital para un chequeo pone una pequeña alarma en su rutina, su médico le sugiere que haga ejercicio para poder contrarrestar los efectos de los achaques habituales de su edad. Impensada hasta ese momento para nuestro personaje, la actividad física se impone como una carga más que como un disfrute. Aunque, cuando Elía se acerque a regañadientes a un gimnasio, algo cambiará su vida. Allí tomará conocimiento de términos y estilos de gimnasia nuevos para él (el zumba, por ejemplo) y, lo más importante, entablará contacto con Claudia (Verónica Echegui), una personal trainner española de origen mucho más joven que él, quien se acercará a espaldas del dueño del lugar, para proponerle clases personalizadas, fuera del ámbito del gimnasio.

Toni Servillo y Verónica Echegui