UNA HISTORIA EN UN MINUTO
Dale Cine lleva a tu escuela “Una historia en 1 minuto”, armado de booktráiler para alumn@s de primaria y secundaria. El objetivo de la actividad es impulsar la lectura escrita e incentivar la lectoescritura audiovisual.
Se le brindará al grupo de alumn@s las herramientas necesarias para potenciar el uso de los elementos de la puesta en escena cinematográfica.
A modo de ejemplo, dejamos aquí el booktráiler que realizamos con las alumnas de tercer año de la Escuela de Danzas Aída Mastrazzi, basado en «Continuidad de los Parques», de Julio Cortázar. El trabajo fue modificado en la posproducción para ensombrecer los rostros de las alumnas que participaron del trabajo, en resguardo de su identidad.
Continuidad de los Parques, tráiler: https://www.youtube.com/watch?v=8wskubTAxsE&feature=youtu.be
El poder del booktráiler como nuevo método de fomento de la lectura entre los adolescentes dentro del espacio educativo es cada vez mayor. En los últimos años el tráiler se ha convertido en un género audiovisual de gran consumo y con un grado de eficacia muy destacable. Esta eficacia reside, muchas veces en la temática del producto y en los elementos formales empleados: su corta duración, su combinación de música e imagen, su narratividad concentrada, su lenguaje grandilocuente y, lo más importante de todo, una carga emocional capaz de generar un interés latente en el espectador y un horizonte de expectativas que despierta la necesidad de una búsqueda que debe ser satisfecha con cierta inmediatez. El tráiler estimula una de las condiciones simbólicas más primarias del género humano: su necesidad de narrar, de contarse y de que se le cuente.
Entendemos por booktráiler en el contexto escolar, que es el que nos ocupa, un vídeo elaborado por estudiantes de Secundaria o de Primaria, a partir de la lectura de un relato de ficción. La finalidad del cortometraje es inducir y convencer a los iguales de que vale la pena leer el libro o cuento en cuestión.
Hay implícitas, por tanto, las ideas de lectura (e interpretación, con toda su ambigüedad), de elaboración conjunta (por el volumen de trabajo que supone) y, por último de significatividad.
En efecto: lo que se obtenga del proceso tendrá un sentido (en tanto que sea fiel al texto) y una razón de ser: que los iguales (ad)miren el trabajo realizado. Y todo ello, por supuesto, va mucho más allá de un trabajo copiado de la Wikipedia para cubrir el expediente.
Convertir en imágenes lo que se lee es sin duda un poderoso estímulo para elegir un libro. Sin embargo no es precisamente fácil. Es previsible que el proceso, dada la complejidad y la diversidad de tareas implicadas, genere una cantidad ingente de trabajo, que no puede ser asumido por una sola persona.
Llegado este punto, el entusiasmo (e incluso el haber empatizado con los personajes) lleva a los alumnos/as a querer protagonizar sus propios filmes. Hay, sin embargo, alternativas tan creativas como esta, tales como la animación de fotografías, stop motion (animación cuadro a cuadro), collage con fragmentos de películas, etc.
Por último queda todo el torbellino técnico, al que los adolescentes están más que acostumbrados y que implica el uso de ordenadores: inclusión de créditos, de efectos de sonido y de músicas. Y en ocasiones añaden, a imitación de trabajos que han visto, frases bien escogidas (leídas y/o sobreimpresas) del libro que, literalmente, adaptan para la pantalla.
