TALLER DORIS DÖRRIE

Dale Cine te invita a su taller por Zoom dedicado a la la realizadora de “Cerezos en Flor“ y “Soy Linda?”. Análisis de sus filmes en cuatro clases por Zoom, desde el 12 de febrero de 20 a 22.

Cada una de las películas será entregada vía mail a los y las integrantes del grupo, salvo las de la clases 1 y 4, que se verán completas y se analizarán luego .

Inscripciones en [email protected]

Sobre Doris Dörrie

Doris Dörrie (Hannover, Alemania, 1955)

 ‘Me siguen interesando sobre todo las relaciones humanas y el hecho de que todos busquemos a alguien que nos reconozca, porque somos seres maravillosos y frágiles. A veces, precisamente porque nuestras expectativas son demasiado altas, nos sentimos defraudados’. Esa búsqueda del amor se ha hecho con el tiempo más perentoria. ‘La historia de la humanidad ha cambiado radicalmente en los últimos 50 años. Nosotras, mujeres, somos independientes económicamente de los hombres, y podemos decidir si queremos o no tener hijos, lo cual es una gran revolución. La consecuencia es que la única razón para estar juntos dos seres humanos es el amor. Y precisamente porque este amor emocional es tan frágil y no se le puede controlar se hace muy complicado mantenerlo’. Doris Dörrie

Doris Dörrie. Nacida en plena posguerra, sus películas son comedias de apariencia ligera, que transcurren entre gente común, personajes flotantes en la tranquilidad del ahora tambaleante estado de bienestar de Europa occidental.

A Dörrie no le interesan los grandes retratos ni las dimensiones del tiempo; sus protagonistas parecen no tener un pasado ni enfrentar un porvenir; su cine es puro presente, cuentos sin locura ordinaria, apenas historias de amor y desamor, de personas desencontradas consigo mismas, de descubrimientos y separaciones. Casi nada. Los hombres y las mujeres de Dörrie se juntan, se separan o se mezclan

(…) Mirada femenina sin subrayado ni admoniciones; que también puede volverse, con igual espíritu, sobre otra mujer; como en Nadie me quiere, en donde Fanny se ve llegar a la treintena sola y sin perspectiva de dejar de estarlo. Frágil e inestable en un mundo en donde todos lo son pero lo disimulan, Fanny se inscribe en un curso para amigarse con la muerte, duerme en un ataúd y se hace íntima amiga de un estrafalario seudo hechicero africano, un gay que le predice inciertos futuros venturosos de amor. De cómo la magia fraudulenta puede convertirse en realidad y la amistad y el amor concretarse en dimensiones surrealistas, trata Nadie me quiere, cerrada con una secuencia de títulos a la vez simple, bella y optimista; mientras los títulos corren a la derecha, un pequeño recuadro muestra a todos los personajes agrupados como para una foto en el otro extremo, haciéndole coro a Edith Piaf en ‘Non, Je Ne Regrette Rien’. (Extraído de “Hacerse la Crítica, por Eduardo Rojas).

Películas que analizaremos en este taller

Clase 1

“Hombres” (Männer, 1985)

Los celos hacen que un marido espíe a su mujer y descubra que esta mantiene un romance con otro hombre. Con el paso del tiempo, entre el marido y el amante surge una relación que se transforma en amistad.

Aparentemente, “Hombres” parece una comedia de de guerra de sexos sin pretensiones, pero Doris Dörrie sabe llevar el enredo a niveles de sarcasmo y lucidez alto, dándonos una visión del mundo masculino nada complaciente.

Clase 2

“Nadie me quiere” (Keiner Liebt Mich, 1994)

Fanny Fink (Maria Schrader) trabaja como agente de seguridad en el aeropuerto de Colonia y vive en un edificio de apartamentos donde la gente no se conoce. A ella le gustaría encontrar un hombre no fumador, que trabaje y que tenga departamento. Uno de sus vecinos es Orfeo (Pierre Sanoussi-Bliss), un africano gay, pintoresco y encantador, que no puede pagar el alquiler, y se refugia en casa de Fanny. Entre ambos comienza una relación de amistad que deparará a Fanny muchas sorpresas.

“Soy linda?” (Bin ich schön?, 1998)

El eterno deseo de ser otra persona aparece en esta película alemana de la conocida directora Doris Dörrie. En ella, una mujer se embarca en un matrimonio equivocado para poner fin a su apasionado amor por otro hombre, quien a su vez encuentra en España a otra mujer, en una suerte de danza ritual en círculos.

Clase 3

“Sabiduría garantizada” (Erleuchtung garantiert, 2000)

Dos hermanos están viviendo una etapa difícil en sus vidas: Gustav es un experto en feng shui e intenta buscar su paz interior y Uwe no encuentra sentido a su existencia desde que su mujer le abandonara. Juntos emprenden viaje a Japón para alejarse de su entorno cotidiano y encontrar la tranquilidad, pero los problemas les persiguen allá donde van: nada más pisar tierra pierden sus pasaportes, se quedan sin dinero y no saben volver al hotel en el que se hospedan.

“Cerezos en flor” (Kirschblüten – Hanami, 2008)

Trudi es la única que sabe que su marido Rudi está gravemente enfermo de cáncer. Siguiendo el consejo de su médico, deciden hacer juntos un último viaje. Trudi convence a su marido y van a visitar a sus hijos y nietos en Berlín. Sin embargo, éstos están demasiados inmersos en sus propias vidas para ocuparse de ellos. Tras ir al teatro a ver un espectáculo de danza Butoh, Trudi y Rudi deciden marcharse y pasar unos días en un hotel en la costa del mar Báltico.

CLASE 4

“Fukushima, mon amour” (2016)

Rodada en un blanco y negro impecable, la acción siempre está anclada al pasado y la memoria. Bien no dejando que el espectador se olvide del desastre de Fukushima, bien porque ambas protagonistas están atadas a sus pasados. Como suele ocurrir en el cine de la realizadora alemana, el choque cultural poco a poco irá dando paso al conocimiento del otro, el entendimiento y el respeto. Solo así, con esta amistad, podrán ambas rehacer sus vidas y no vivir rodeadas de fantasmas. Un detalle importante es que la directora ha contado con gente que realmente aún vive en Fukushima, dándoles de esta forma visibilidad y apoyo moral para su difícil situación. Pero, pese a lo que pueda parecer, Doris Dörrie nunca usa un tono excesivamente triste ni condescendiente, su historia sabe desmarcarse de la sensiblería desmesurada y da puntuales toques de humor para que la bisagra emocional no chirrie.