POESÍA DEL FRACASO, EL CINE DE ROBERT ALTMAN

Desde el 6 de marzo, a las 20, en Belgrano.

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“Yo pienso que Altman es, como F. Scott Fitzgerald, uno de los grandes poetas del fracaso” Molly Haskell (Escritora feminista estadounidense. Contribuyó a The Village Voice, primero como crítica teatral, luego como crítica de películas, y de allí pasó a la revista New York y Vogue.

A pesar de ser uno de los directores estadounidenses más importantes de la era moderna, Robert Altman (1925-2006) se omite a menudo en las discusiones que abordan a figuras como Spielberg, Scorsese, Eastwood, Lynch, los hermanos Coen, Tarantino y Paul Thomas Anderson, por mencionar algunos. (El último, por cierto, habló de la influencia de Altman en su trabajo).

Ese descuido puede deberse en parte al hecho de que Altman tenía 45 años cuando tuvo su primer gran éxito con MASH en 1970. Pero también puede deberse al hecho de que fue más difícil de encasillar que la mayoría de los directores mencionados. Su producción fue desigual, pero incluyó un número alto de grandes películas. Nunca se especializó en ningún género o modo dramatúrgico en particular, siendo igualmente hábil en la comedia y en los comentarios sociales serios (que frecuentemente combinaba).  A pesar de que nunca participó en el arte o experimentó al estilo de Lynch, también, al menos después de Countdown (1968), su segundo largometraje, que se realizó después de años de trabajo en documentales industriales y series de televisión como Bonanza, nunca dirigió una película que se sintiera remotamente convencional. Tan pronto como siguió a MASH (1970), se hizo evidente que él era esa cosa rara en el mundo del cine estadounidense: un verdadero forastero.

Lo que hizo a Altman tan distintivo, y tan diferente de la mayoría de los otros cineastas estadounidenses de la época, fue su enfoque del estilo narrativo. En aquellas ocasiones relativamente raras en que su trabajo podría clasificarse por género, ignoró o trabajó en contra de las convenciones.

De hecho, sus películas no solo carecen de los clichés habituales de Hollywood, sino que también evitan a los personajes «heroicos» (gran parte de su trabajo se centra en los solitarios y los perdedores) y los elementos familiares de la narración cinematográfica. Los primeros encuentros con el estilo engañosamente desordenado de Altman pueden ser un poco desconcertantes; sin embargo, una vez que pasó el shock inicial, la experiencia puede ser estimulante, ya que su enfoque impresionista resulta en un uso brillantemente expresivo de la forma cinematográfica y en un reflejo de la vida inusualmente evocador.

CLASE 1 (6 DE MARZO)

MASH (1970)

MASH es la comedia de culto que dirigió Robert Altman en 1970. Llevó al estrellato a Donald Sutherland y Elliot Gould, cimentó la carrera de su director y se alzó con montones de premios y nominaciones, siendo considerada una de las películas clave del cine norteamericano de las últimas décadas. Sin dudas es un filme importante – de esos que aparecen en todo tipo de reseñas y libros de historia del cine. Sin lugar a dudas MASH se sentía fresca e innovadora para su época – gente haciendo bromas en los quirófanos mientras estaba removiendo metralla y amputando piernas; personajes hablando al unísono (lo que le daba un toque de realismo y lo cual terminaría por transformarse en la marca registrada de Altman); y un montón de humor zarpado en un ambiente militar, el cual se consideraba sagrado y prístino hasta ese entonces.

EL LARGO ADIÓS (1973)

En este filme, Altman propuso plantear la película como si el personaje de Philip Marlowe hubiera estado hibernando durante unas décadas, se hubiera despertado en los 70 e intentara seguir el mismo comportamiento y sistema de valores que tiempo atrás… pero en un contexto que no es el suyo. Una forma muy original y moderna de confrontar el mito (Philip Marlowe, el detective privado por excelencia) con el contexto de los 70.

CLASE 2 (13 DE MARZO)

NASHVILLE (1975)

NASHVILLE, Keith Carradine, 1975

Nashville, un complejo lienzo coral que tiene más de dos docenas de personajes protagónicos que, o bien viven en la ciudad de Nashville o llegan a ella en los días que relata esta historia. Los motivos de su presencia son dos: o musicales o políticos. Casi todos los personajes están relacionados directa o indirectamente con la música country o folk (son cantantes o aspirantes a hacerlo, compositores, empresarios, familiares, groupies) pero la sombra de la política es omnipresente, pues un candidato del “partido de reemplazo” hace campaña para las elecciones primarias de Tennessee, y su mensaje populista, grabado con su propia voz y transmitido mediante una van con altoparlantes que recorre la ciudad en todo momento, se constituye en un ruido de fondo del que no es posible escapar.

TRES MUJERES (1977)

Probablemente sea su filme más personal, surrealista y fascinante, acaso la película más difícil de encasillar en una filmografía, de por sí ecléctica, como la de Altman. Atmósferas que se dislocan sin previo aviso, superficies de espejos que se disuelven, reflejos que por momentos engañan, mientras que los diálogos aparentemente banales dan pie a momentos reveladores de los personajes, de manera casi inesperada.

CLASE 3 (20 DE MARZO)

A WEDDING (1978)

Las dos familias en «A Wedding» de Robert Altman viven allí mismo en los armarios con sus esqueletos. Presentan una alegre fachada al mundo exterior, del antiguo dinero de Lake Forest por un lado y el nuevo dinero del sur por el otro. Pero justo debajo de la superficie hay celos, codicias y odios, y los trucos sucios y aleatorios del destino.

Altman se sumerge alegremente en esta riqueza de material; Hay cuarenta y ocho personajes en su película, más o menos algunos, y al final de la película los conocemos a todos. Puede que no los conozcamos bien (en las bodas siempre hay primos no identificados en la esquina), pero podemos ubicarlos y trazar las líneas de poder y pasión que corren entre ellos. Y algunos de ellos están dibujados, así como Altman ha dibujado cualquiera.

Esto se debe a que «Una boda» es mucho más profunda y ambiciosa de lo que podemos esperar al principio. Comienza en comedia, se mueve hacia reinos de observación social, desciende a revelaciones personales que a veces son trágicas, a veces cómicas, y luego termina de una manera que hace que todo vuelva a sí mismo. Cuanto más piense acerca de lo que ha hecho Altman, más impresionante será su logro.

LAS REGLAS DEL JUEGO (1992)

“Dijo el propio Robert Altman acerca de The Player : “esta es una película, que habla de películas, y de las cosas que somos capaces de hacer para hacer películas”.

Basada en la novela de Michael Tolkin, el film brinda una ácida, divertida, inteligente, y tremenda mirada sobre el mundo de la industria cinematográfica de Hollywood. Aunque ya pasaron unos cuantos años de su estreno en 1992, la historia sigue teniendo gran actualidad. Es una disección con lupa del mundo del cine, especialmente de la industria. La gran batalla se da entre escritores y productores. En algún momento alguien le pregunta a la secretaria del protagonista Griffin Mill (Tim Robbins), un complicado productor del estudio en cuestión, si ese día será un mal día para Mill, y ella responde: “Sí, demasiados escritores”.
Pero además del encanto de mostrarnos ese mundo, la película es un thriller: Griffin Mill, que poco a poco se muestra con menos escrúpulos, recibe desde el principio amenazas anónimas de un escritor a quien nunca atendió, y se ve envuelto a su vez en el asesinato de otro.
Como en muchos films de Robert Altman se suma a todo lo mucho que el director nos brinda, el atractivo de encontrar en cada mínima escena actores de reparto estelares (Julia Roberts, Bruce Willis, Susan Sarandon, etc).
Sin embargo, si hay algo por lo que esta película es una de mis favoritas es por el plano secuencia con el que empieza, uno de los mejores de la historia del cine. El plano resume en seis minutos y medio (en homenaje a “Sed de Mal”, de Orson Wells, y a “La soga”, de Hitchcock) el mundo y la trama que la película que acaba de empezar nos invita a conocer. Y después de verlo, uno ya no puede abandonarla.” (Claudia Piñeiro, escritora)

CLASE 4 (27 DE MARZO)

GOSFORD PARK (2001)

Gosford Park, es un guiño a las películas de misterio, y las obras literarias de Agatha Christie, modernizado, con un estilo propio y toda la personalidad de su director, el gran Robert Altman.

Ambientada en los años 30, nos narra una reunión de la nobleza y aristocracia inglesa, en una mansión en plena campiña que se celebra anualmente. En ella congrega tanto a los ricos invitados como a sus sirvientes, y es un excelente reflejo de la clase alta, nos muestra su moralidad, sus principios, y temas tabúes como la sexualidad, homosexualidad y la decadencia del sistema de clases y la situación de Gran Bretaña, ridiculizando a los nobles y satirizando los estereotipos. En Gosford Park, tenemos homenajes de todo tipo, a las novelas de misterio con todos sus elementos típicos y tópicos, y a la película La Regla del Juego de Jean Renoir, con la que comparte también estructura narrativa y temática parecida. Robert Altman, saca todo lo que puede para mostrarnos un film moderno pero con el sello clásico.

VIDAS CRUZADAS (1993)

“La película está basada en relatos cortos de Raymond Carver , pero este es un trabajo de Altman, no de Carver, y todo lo que la película realmente tiene en común con su origen es un sentimiento para las personas que están desconectadas, de sus familiares, la iglesia, la tradición y se apoyan a sí mismas. Con trabajos que nunca parecen del todo reales. Es un trabajo duro, sin duda, ser un limpiador de piscinas, un chofer, un proveedor de servicios telefónicos, un decorador de pasteles de cumpleaños, un cantante de jazz, un piloto de helicópteros, pero estas son profesiones que te encuentran antes de que las encuentres. ¿Cuántas personas terminan en los trabajos que planearon? Altman está fascinado por la naturaleza accidental de la vida, por la forma en que décadas enteras de nuestras vidas pueden ser moldeadas por eventos que no entendemos o incluso conocemos.” Roger Ebert