Dale Cine te invita a su charla presencial sobre el gran pintor norteamericano y su vinculación con el Séptimo Arte.

Fecha: 6 de abril, 20 hs.

Lugar: Para los árboles, Paternal

Duración: 120´

Modalidad: Encuentro presencial. Arancelado.

Reservas en [email protected] / [email protected]

La actividad, a cargo de Sergio Zadunaisky, contará con material fotográfico y de vídeo en pantalla grande.

SOBRE EDWARD HOPPER

Edward Hopper (1882-1967) fue uno de los principales representantes del realismo del siglo XX. Al igual que muchos artistas, gran parte de su vida sus obras no recibieron la atención de la crítica ni del público, lo que lo llevó a desarrollarse como ilustrador para subsistir.

Considerado por muchos como el pintor con ojo cinematográfico. Nacido y criado en un barrio burgués de Nueva York, se interesó desde temprano en representar la vida americana. Comenzando con los primeros grabados en blanco y negro y terminando con pinturas que ocuparon un lugar destacado en la cultura estadounidense, Edward Hopper ha sido una fuente de influencia en diferentes artes, particularmente en el cine. El pintor era un ávido frecuentador de las salas de cine y afirmaba que “siempre que no tengo ganas de pintar, voy al cine una semana o más”.

Y esta estrecha relación con el cine como fuente de inspiración se hizo recíproca ya que la industria del cine desde 1940 hasta el día de hoy, dio señales de que también tomaba de las pinturas de Hopper, en un diálogo en donde podemos encontrar filmes de Alfred Hitchcock, Fritz Lang, Michelangelo Antonioni, Aki Kaurismäki y Pedro Almodóvar, entre muchos otros.

Una gran variedad de películas fueron y continúan siendo influenciadas por el uso de la luz del pintor: el contraste entre la luz y la sombra, resaltando formas, figuras y texturas; por los escenarios de sus pinturas, ya fueran rurales, como casas a lo largo de Nueva Inglaterra o faros junto al mar, o ambientadas en ciudades, horizontes, tejados, apartamentos de clase media, cafeterías y bares; por su encuadre – descentralizado; y específicamente por las figuras que pintó, personas, a menudo solas o alejadas de la sociedad: los últimos clientes de un bar, empleados que trabajan en oficinas nocturnas, parejas que disfrutan de su velada después de la cena, mujeres que esperan por alguien.