CINE DEBATE CON LXS DIRECTORXS

Coordina Sergio Zadunaisky, Dale Cine

 

VIERNES 18 DE MAYO, 20 horas

“Lantéc Chaná” (Marina Zeising, 2017)

 

Te invitamos a ver la película, donde tendremos el honor de contar con la presencia Marina Zeising, su realizadora.

La actividad, arancelada, se desarrollará en  “La Blanco Encalada”, Blanco Encalada al 1700, Belgrano.  Imprescindible reserva previa. Capacidad limitada. Reservas en [email protected], [email protected] o al 1120733248.

Trailer: https://www.youtube.com/watch?v=hchKK8nE7NY

Notas de Marina Zeising:

“Según la UNESCO, se estima que la mitad de los 6.000 idiomas hablados actualmente desaparecerá a finales de este siglo lo que provocaría perder una gran riqueza cultural y conocimientos ancestrales, especialmente, de lenguas indígenas.

En Latinoamérica los indígenas no solo sufrieron torturas y matanzas para despojarlos de sus tierras e identidades, sino que también hubo culturicidio, problemática indígena que no es habitualmente abordada en las películas y que continúa vigente. Me pareció importante rescatar en este film la fuerza y coraje de Blas Jaime a su avanzada edad, sus dualidades y contradicciones morales, y todo su capital cultural, que se contrapone a la tendencia de las lenguas en extinción.

En Latinoamérica y más precisamente en Argentina, la cuestión indígena siempre fue un tema tabú del que hasta algunos mismos indígenas niegan sus orígenes para evitar ser discriminados.

En las últimas décadas comenzó a cambiar esta tendencia, generando que personas como Blas Jaime se animaran a revelar su verdadera identidad y cultura. Mi propuesta fue colaborar con esa reconstrucción de nuestra identidad Latinoamericana entendiendo que no todos los que habitamos estas tierras descendemos como siempre se intentó imponer “de los barcos europeos” negando la existencia de los pueblos originarios.”

 

Crítica en Página/12

“El documental, rescata un caso que merece conocerse no sólo porque registra un hecho vital de la identidad multicultural argentina, sino uno que es único en el mundo. Se trata de la historia de Blas Jaime, último hablante de chaná, lengua que se creía extinguida desde finales del siglo XIX junto con el pueblo litoraleño del mismo nombre. Para mensurar la importancia de Jaime basta mencionar que su aparición motivó la inclusión del chaná en el Atlas Universal de Lenguas de la Unesco como uno de los 18 idiomas hablados dentro del territorio argentino, consignando que sólo existe 1 (un) hablante.

Jaime cuenta que aprendió el chaná a través de su madre, quien le transmitió lo que ella misma había aprendido de madre, y esta de su abuela, siempre por vía oral. Una lengua materna, nunca mejor dicho. El dato revela más que lo que la anécdota cuenta, porque habla del rol de la mujer dentro de la sociedad chaná como guardiana y transmisora del acervo de su pueblo. Un matriarcado cultural, idea que se confirma en el hecho de que ellas eran además las encargadas de realizar las tareas de alfarería, produciendo las piezas destinadas a la labor doméstica, pero también aquellas que cumplían funciones decorativas o religiosas. “Las mujeres eran las que impulsaban los cambios de lugar [mudanzas]”, cuenta Jaime. “Y cuando se abandonaba un territorio, ellas rompían todas las vasijas y las iban arrojando por el camino para dejar atrás los malos espíritus que hubiera ahí”. A través de él también es posible conocer algunas de las costumbres de los hombres dentro de la tradición chaná. Al hablar de sí mismo dirá: “yo nunca he llorado todavía. Ni río ni lloro. Ni risa ni llanto, ni baile ni canto. El hombre, el guerrero, no canta ni baila, ni se rinde ni se arrodilla ni traiciona. Todas esas son las utapec, las prohibiciones de la cultura”.

Desde lo cinematográfico Lantéc chaná, de Marina Zeising, realiza un estupendo trabajo de fotografía, sobre todo en el retrato de los distintos espacios geográficos que se recorren durante el relato. Como contrapartida la película en general no logra ir más allá de las herramientas básicas más usadas para presentar los testimonios, haciendo que el relato oscile entre una narrativa esquemática y el alto impacto visual. Por encima de ambos elementos se encuentra la potencia de su protagonista, sobre quien la película se apoya de manera absoluta. El peso de los relatos de Jaime alcanza para incrementar el valor de Lantéc chaná. Su explicación de por qué se extinguieron su lengua y su pueblo es un buen ejemplo. Cuenta que los españoles tenían un método eficaz para imponer su idioma a los aborígenes, evitando que las culturas locales se propaguen a través de las lenguas originales. Dice el protagonista que a los niños que en lugar de hablar castellano lo hacían en el idioma de sus padres se les cortaba la punta de la lengua. A las niñas en cambio se les pinchaba un ojo. “Así cualquier idioma se pierde”, concluye.” Juan Pablo Cinelli