Taller de Dale Cine dictado por Sergio Zadunaisky
Histriónico, imprevisible, tierno, mentiroso, sensible, ingenioso, mordaz… son solo algunos de los adjetivos con los que podemos definir al maestro Federico Fellini (1920-1993). Creador de un universo cinematográfico mágico y lírico, de un marcado carácter autobiográfico, Fellini es uno de los directores más controvertidos e imitados de la historia, sus filmes presentan un mundo en el que la remisión a una realidad que coexiste con lo fantástico es la condición misma de la existencia de unos personajes situados a medio camino entre lo cotidiano, lo grotesco y el delirio poético. Para el italiano, no es necesario que las cosas que se ofrecen sean auténticas, lo que debe serlo es la emoción que se advierte cuando se ve, cuando se expresa. Su vasta influencia llega a directores de la talla de Martín Scorsese, David Lynch, Emir Kusturica, Woody Allen, Wes Anderson y Tim Burton, entre otros. Le han otorgado, entre otros premios, cuatro Oscar a la “Mejor Película Extranjera.
En este curso analizaremos algunos de sus filmes más importantes, en donde podremos ver su recorrido desde las fuentes, el neorrealismo italiano, hasta la consolidación de un lenguaje propio, que llegaría a convertirse en una verdadera marca registrada (lo comúnmente denominado “Fellinesco” o “Felliniano”).
Semblanza de Fellini en Días de Cine
https://www.rtve.es/alacarta/videos/dias-de-cine/dias-cine-especial-federico-fellini/5559815/
Días: Sábados de 15.30, hora de Argentina
Duración: 4 encuentros
Espacio: Plataforma Zoom
Actividad arancelada por transferencia bancaria
Inscripción
05491141782080 / [email protected]
Programa
Clase 1
-El sheik (1952)
Un joven matrimonio llega a Roma en viaje de luna de miel, pero la chica -fanática de las fotonovelas- se pierde en la ciudad buscando a su héroe y amor imposible, el Sheik Blanco, interpretado por Alberto Sordi. Mientras, su esposo la busca a ella y por separado tienen toda clase de aventuras, ridículas o extrañas. Comedia negra que se ríe de la devoción popular a las estrellas, El Sheik Blanco es considerado por muchos como el primer gran filme de Fellini. En el guión colaboró un entonces desconocido Michelangelo Antonioni.
-Los inútiles (1953)
Fellini nos cuenta la no-vida de un grupo de jóvenes habitantes de una ciudad de provincias en la Italia de los ´50. Ya pasada la posguerra y con el país en plena recuperación, pero aun con miseria y necesidad, el director nos acerca a ver de cerca a un grupo de jóvenes que nunca han conocido el hambre o el sufrimiento. Su vida consiste en salir de fiesta por la noche, al bar o el billar, intentar ligar con alguna de las chicas del lugar, llegar tarde por la noche, dormir hasta el mediodía, y repetir la misma rutina día tras día. Solo uno de ellos puede tomar conciencia de la realidad en que vive para tomar una decisión que le cambie su vida.
Clase 2
-La strada (1954)
Recorriendo el mundo con su espectáculo, el vigoroso Zampanò conoce por casualidad a una pobre y numerosa familia campesina, que le vende por poco dinero a la graciosa Gelsomina. Violento y posesivo, Zampanò obliga a la chica a acompañarlo en sus actuaciones, en las cuales la ridiculiza sin escrúpulos mientras él parte cadenas ante un público incrédulo.
La Strada es una de las películas de Fellini, que pertenecen a la etapa más cercana al neorrealismo en la carrera del cineasta. Período que comprende desde la película Luci dil varietà (1950) hasta la La dolce vita,(1961).
-La dolce vita (1960)
“El primer gran film “social” de Fellini, su primer gran retablo histórico, su primer intento también de hacer un retrato que aúne simultaneidad y pluridimensionalidad. (…) Es el inicio de su obsesión de hacer un film-fresco que pueda ser abarcado en sus múltiples detalles con un solo golpe de vista. El objetivo elegido es la sociedad italiana que eufóricamente deja la década de los cincuenta, que quiere olvidar definitivamente el horror de la guerra y la miseria de la posguerra, que pretende construir un sistema de vida basado en la irresponsabilidad, el confort y la relatividad moral, que quiere tapar sus desgarrones con la doble moral y el silencio censor”. (Brunello Rondi, guionista de La Dolce Vita).
Clase 3
-Fellini 8 ½ (1963)
Aunque su título original iba a ser «La bella confusione (la bella confusión)» Fellini lo dejó simplemente en «8 y 1/2», ya que esta película según el propio cineasta, hacía la número 8 y medio en su filmografía, contando con que su anterior obra, «Bocaccio 70» fue un proyecto «sui generis» en el que 4 directores italianos; Vittorio De Sica, Mario Monicelli, Luchino Visconti y el propio Fellini acometieron la tarea de adaptar a la gran pantalla historias del celebérrimo poeta toscano, Bocaccio…
Fellini, en este retrato semi-autobiográfico (con Fellini nunca sabemos qué es verdad y qué no) nos habla a su manera del conflicto creativo de un autor (Marcello Mastroianni, su alter ego ideal) en plena etapa de confusión, tal y como quería darnos a entender su titulación original…
Películas como «Stardust Memories» y en menor medida «Los secretos de Harry», ambas de Woody Allen son evidentes deudoras de la forma y fondo de esta emblemática cinta del director italiano.
-Amarcord (1973)
Película realizada por Federico Fellini, entre Roma (1972) y Casanova (Il Casanova de Federico Fellini, 1976), vista hoy en día, continúa revelándose como un hito; una crónica nostálgica y personal, impregnada de la poesía y de la dosis de surrealismo tan propia de sus obras, que abraza sin ningún tipo de pudor la adolescencia del propio autor. Con 53 años a su espalda, el viejo Fellini regresaba a una región casi irreconocible por la bruma que el paso del tiempo había depositado en ella, el territorio de su infancia y juventud. En Amarcord, Fellini echó mano a sus recuerdos infanto-juveniles para elaborar una obra de un marcado tono nostálgico. Sin embargo, el recuerdo poco tiene que ver con un testimonio fidedigno del pasado. En el recuerdo, la imaginación disfruta de espacios abiertos para campar a sus anchas. El pasado puede ser evocación de un tiempo que no regresará jamás. No obstante, esta verdad de Perogrullo no esconde que, en ocasiones, la mentira se pueda convertir en la proyección del presente porque vemos lo que ocurrió, no como de verdad aconteció, sino embriagados por el aroma de la idealización —cosa ésta, bastante más atractiva que la propia realidad.
Clase 4
-Y la nave va (1983)
“Hay quien ha querido ver en Ensayo de orquesta, La città delle donne, E la nave va, Ginger e Fred, La voce della luna, variaciones metafóricas sobre la situación política de Italia, sobre la sensación de inminente colapso del sistema, sobre la pérdida de capacidad comunicativa, sobre el triunfo de los rumores y de un caos irreversible.
El velo fúnebre que poco a poco se extiende sobre la escena felliniana nace también del proceder sincrónico, de catástrofe en catástrofe, hasta alcanzar dimensiones apocalípticas. E la nave va, por ejemplo, predice la llegada del íncubo nuclear y sugiere, mediante sólo dos elementos, el hombre y el rinoceronte, una versión minimalista del arca de Noé. Es el fin del mundo, que Italo Calvino señala como uno de los temas más recurrentes del último Fellini. De entre sus películas, E la nave va es quizá la más explícita en este sentido, pero también la que menos quiere imponer este tipo de pathos. Como si todos hubiéramos comprendido que el fin del mundo es nuestro hábitat natural y no pudiéramos imaginarnos una forma distinta de vivir. Aunque durante más de una década Fellini se enfundó los hábitos de una Casandra mediática, también tuvo la capacidad de seguir confiando en el futuro del cine y en la posibilidad de hacer películas y de conseguir encontrar siquiera un punto de fuga y de salvación, una isla en la que refugiarse junto con sus personajes y continuar dando vida a los fantasmas de su imaginación.”
Ginger y Fred (1986)
Fiametta Profili, asistente personal de Fellini, asegura que en los últimos años, el director italiano (siempre dispuesto a la improvisación, gustase esto o no a sus actores) sólo escribía historias de una página y que los productores tenían que elaborar la película a partir de ahí. No es difícil imaginar que fuese eso mismo lo que precisamente ocurrió con Ginger y Fred, una película construida en torno a una idea básica, el reencuentro de Amelia y Pippo, dos bailarines, que en su época de gloria formaban una inseparable pareja que imitaba al dúo de baile por excelencia, Fred Astaire y Ginger Rogers, pero que no se ven desde hace treinta años, tras truncarse su relación profesional. El motivo de la reunión: la participación de ambos en un programa especial de Navidad. La pareja protagonista es también la pareja de actores favorita de Fellini, que sin embargo no había compartido antes la pantalla: su esposa, Giuletta Masina, y Marcello Mastroianni. Era Claudia Cardinale la que decía que Mastroianni era el actor preferido de Fellini, además de su mejor amigo, para terminar concluyendo que ambos eran una misma persona. Desde este singular punto de vista también sería posible contemplar el reencuentro ficticio de Ginger y Fred como el reencuentro real de Masina y Fellini como director y actriz en una misma película, algo que no sucedía desde hacía veintiún años, con Giulietta de los espiritus (Giulietta degli spiriti, Federico Fellini, 1965). Quizá sea precisamente por eso, Masina desprende un aura especial con la que logra componer un personaje auténticamente conmovedor.